Joel Molina (Managua, 1990) irrumpe en la narrativa nicaragüense y centroamericana con su selección de relatos titulada Villa Pesadilla. En ese primer libro, Molina no duda en explayar sus experiencias y habilidades tanto de cineasta como de músico, para hacer de ese libro un objeto completamente extraño e inclasificable, por la multiplicidad de técnicas narratológicas que aquí desarrolla y logra, muy hábilmente, hacer converger entre ellas. La estética que persigue, y encuentra, es la del esperpento deformando sistemáticamente la realidad que creemos experimentar. En la medida que el lector escudriñe estas páginas notará que las historias están entrelazadas unas con otras. Los personajes transitan por los callejones de un mal país, sueño, un mal viaje, una sobredosis, un suicidio, un aborto, una violación. El lumpen en todo su esplendor: el indigente, el borracho de la esquina, el inhalante de pegamento y el consumidor de crack en escenarios como la periferia nocturna de un mercado capitalino, el motel de mala muerte, lugares de apuestas, la sala de emergencia de un insalubre hospital público. Molina nos narra en Villa Pesadilla, nos susurra, y en muchas ocasiones, nos grita una crítica voraz y corto punzante contra la sociedad y el tiempo que le tocó vivir.
Andrés Moreira.
LITERATURA CENTROAMERICANA 